Luis

Cuando se marchó al final de la mañana se despidió y sonrió, y yo me quedé así como un poco trastocada. ¿Quién sería ese hombre?

Cuando conocí a Luis la verdad es que había perdido toda esperanza de enamorarme. Tengo 43 años y hace dos que estoy con él, después de haberme separado de mi anterior pareja con quien llevaba 11 años conviviendo. Separarte a los 40 es un verdadero rollo. Mis amigas estaban todas con pareja y las que quedaban solteras llevaban una vida que a mí no me apetecía. Estaba harta de sus rocambolescas historias y me daba pereza que todo eso me pasara a mí. Así que decidí que pasaba de los hombres, que sería que ya había vivido todo lo que tenía que vivir y que hasta ahí, que me plantaba. Sí, era resignación, era cansancio, un poco de todo. Pero no me sentía mal por ello, qué va, al revés, era como si me hubiera quitado un peso de encima.

Cuando me separé decidí dedicarme tiempo para mí, salir con mis amigos, los fines de semana intentaba buscarme algún viaje corto y cuando podía, algo más largo (mi trabajo y mi economía me lo permiten a pesar de todo). El caso es que digamos vivía una época feliz, tranquila, muy centrada en mí, algo que hacía tiempo no hacía. Pero resulta que es verdad eso que dicen que cuando menos te lo esperas aparece alguien importante.

Luis entró una mañana en nuestra oficina para reunirse con mi jefe. Saludó educadamente al pasar y me pareció un hombre interesante. Debía tener pocos más años que yo. Cuando se marchó al final de la mañana se despidió y sonrió, y yo me quedé así como un poco trastocada. ¿Quién sería ese hombre? A los días volvió, seguía manteniendo reuniones con mi jefe, y bueno, resumiendo para no aburriros con detalles laborales, un día empezamos a hablar ahí en la oficina, y cada vez me resultaba más y más interesante.

Me propuso quedar una tarde cuando saliésemos de trabajar y acepté. No sabía muy bien dónde me estaba metiendo, me gustaba mi nueva vida serena y centrada en mí, pero había algo en Luis que me intrigaba, como que sentía ganas de conocerle más. Quedamos varias veces y surgió algo bonito. Un amor calmado. Porque finalmente terminé enamorándome de él, pero con ciertos “límites” en nuestra relación. No quería “renunciar” a cosas que había logrado en mi vida durante el tiempo que había estado en pareja, por lo que marcamos una distancia, sin ser distancia en realidad, en nuestra vida en común. Llevamos dos años juntos pero vivimos separados, y no tenemos intención de vivir juntos. Viajamos mucho y compartimos muchas cosas, pero sigo estando mucho tiempo con mis amigas y amigos, como antes, a veces con él también, a veces sola, también hago mis escapadas en solitario. Además de todo lo que compartimos, y que nos encanta compartir, guardamos una gran parcela para nosotros. Luis y yo nos entendemos bien. Nos gusta estar así y no creo que eso cambie, por ahora nos está funcionando genial.
Un saludo y gracias por leerme.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *