Enamorada a pesar de todo…

Estoy casada hace 21 años con el padre de mis dos hijos, los cuales son ya adolescentes… Por esas cosas del destino, mi esposo tuvo que partir hace 11 años fuera del país a trabajar, dejando a mis hijos muy pequeño. Se fue para poder brindarnos una vida económica más estable, ya que nuestra situación económica no era buena…

Después de que el partió yo tuve que hacer doble papel, mamá y papá, pasé muchas cosas con mis hijos, enfermedades graves, operaciones mías y de mis hijos, fallecimientos de familiares muy cercanos, etc. Cosas en las cuales necesitaba del apoyo moral y físico de mi compañero, pero con el que no contaba por la distancia que nos separaba, aunque económicamente siempre estuvo presente, pues hasta el momento él cubre todas nuestras necesidades económicas.

Con el paso del tiempo, él se fue enfriando, ya no había esas palabras cariñosas de pareja, ya no había un te extraño, un te quiero, ni un te necesito, de su parte, pues yo sí trataba de mantener nuestra relación con cuanto medio encontrara, mensajes cariñosos por el móvil, mails, etc., lo cual en muchas ocasiones no fueron muy bien recibidos por su parte, después de muchos desplantes, dejé de mandarle los mensajes por móvil, sólo los necesarios en casos de emergencia, pero sí envío mails en fechas importantes, cumpleaños, navidades, etc.

Nuestro trato por teléfono sólo se limita a cosas de nuestros hijos, gastos de la casa y generalidades, pero cero trato de pareja, bueno como comprenderán esta situación me lleva a sentirme sola, sí, muy sola, a pesar que cuento con algunas amistades y mi familia, pero como mujer me siento muy sola…

Desde que mi esposo se fue cabe recalcar que no ha regresado, desde el día en que se fue me dediqué íntegramente a mis hijos y mi hogar, pero por las situaciones arriba mencionadas llegué a sufrir de estrés y depresión, lo cual no es raro en mi caso, pero en fin…

Hace un par de años mi soledad me llevó a ingresar a unas páginas donde encontrar amigos por Internet, ahí conocí vía chat a algunas personas, pero sólo una merecía mi atención, por su trato amable y divertido, era un italiano radicado aquí, desde que empezamos a chatear me sentí muy
bien con él, me hacia reír y olvidaba la vida tan monótona y gris que tenía, me invitaba a salir y siempre le decía que no podía por mis hijos, hasta que un día sin darme cuenta le dije que estaría el viernes sola casi todo el día y que aprovecharía para descansar, me dijo que ese era el día,
le dije, el día para qué???… pues para conocernos, sin tener cómo decirle que no acepté salir a almorzar con él, me dijo que pasaría de ser Cenicienta en mi casa, a princesa a su lado… y vaya que así fue.

Me citó en su oficina, cuando lo vi me impactó su porte, mucho mejor que en las fotos
que había visto, y su personalidad arrolladora, me sentí deslumbrada por él, nos fuimos a almorzar a un restaurante elegantísimo, pero él súper sencillo conmigo, pasamos una tarde muy agradable, él me hizo sentir realmente como una princesa, nos contamos toda nuestra vida, él es divorciado, con un hijo pequeño y yo con un letrero luminoso sobre mi frente que decía casada con dos hijos…

Me preguntó si todavía estaba enamorada de mi esposo, le contesté que sí, me dijo que era admirable como mujer y como persona… después de algunas horas me dijo que tenía que regresar a su oficina y que lo acompañara, le dije que no podía, pero a la vez me resistía a irme y que ese maravilloso día terminara ahí… Después de hacer una llamada, me pidió que por favor lo acompañara pues tenía que sacar unos documentos, que necesitaba para una reunión que tendría por la noche y quería aprovechar todo el tiempo posible conmigo, ya no me pude negar más y fuimos a su oficina, porque era lo mismo que yo deseaba, aprovechar hasta el último segundo de su compañía, inclusive recuerdo que hubo un seísmo cuando estábamos almorzando y no nos importó, pues aun con el temor de tsunami estuvimos a la orilla del mar, pues el restaurante quedaba a orillas de la playa…

Ya en su oficina seguimos charlando, riendo y sin saber cómo él estaba muy junto a mí y me robó un beso, me sorprendió, pero muy gratamente, pues no lo rechacé, después de ocho años de no sentir mi cuerpo volvía a estremecerse con una caricia, con el roce de sus labios, con la humedad de su boca y ya no quise pensar ni razonar y ahí mismo nos entregamos, supe que estaba viva, que todavía había fuego en mi ser y él lo había encendido, fue maravilloso, no quería que ese día terminara, pero tuvo que acabar, nos despedimos sin promesas, sin mañana, sin palabras.

Regresé a mi casa, a mi hogar, a mis hijos, a mi espera de años, a mi soledad interminable…

Estuve pensando en él toda la noche, diciéndome qué pasaría si lo dejara todo y empezara una nueva vida, pero con un MAMIII de mi hijo bajaba de mi nube y volvía a mi realidad.

Seguimos comunicándonos por chat y tuvimos más encuentros, me pidió que lo hiciéramos real, formal, que me divorcie, que él me daría la seguridad moral, sentimental, emocional y económica que yo y mis hijos necesitábamos, le dije que no, que mis hijos jamas lo aceptarían.

No le gustó esa respuesta pero la respeté, seguimos viéndonos y cada vez que estoy con él es maravilloso, me siento viva, me siento mujer, me siento querida, pero sin ningún compromiso presente ni futuro, sólo somos amigos, buenos amigos, que compartimos nuestra soledad y la hacemos más llevadera con nuestros encuentros clandestinos…

Pues yo sigo esperando y enamorada de mi esposo, no sé si de un espejismo, de una quimera, de un pasado… pero sigo esperando y a pesar de todo enamorada o al menos eso creo…