Cuba y España

Hoy quiero compartir mi gran historia de amor. Fue en agosto del año 2002 cuando conocí a un gran hombre, gracias a unos amigos que nos presentaron. Yo tenía 20 y él 26 años, creo que desde el primer momento supe que era mi media naranja. Tenía todo para llegar a ser el príncipe azul con el que siempre había soñado.

Era cariñoso, gracioso, detallista, sincero, guapo. Es que tenía todo lo que una mujer puede desear. Pero había un inconveniente, yo soy cubana y el español, estaba de vacaciones en Cuba y en 15 días debía regresar a España. Y aunque disfrutamos cada segundo de cada hora de cada día estando juntos como si fuésemos uno, toda historia tiene un principio y un final. Llegó el fin de sus vacaciones y por consiguiente nos tuvimos que separar. Nos besamos, nos abrazamos, lloramos juntos y nos despedimos, no sin antes prometerme que volvería. Y así lo hizo, regresó a Cuba para navidad, estuvimos súper bien, casi tanto como la primera vez, digo casi porque ya nos habíamos dado cuenta de una cosa, la distancia que nos separaba era grandiosa, pero aun así disfrutamos el uno de la otra hasta el día que tuvo que volver a irse.

No nos vimos más hasta el 2004, y fue entonces cuando decidimos ponerle fin a nuestra relación. Fue como si me clavaran un cuchillo en el corazón. Yo le dije que algún día iría a España y lo buscaría, él sacó un billete de 10 dólares de su billetera y lo rompió por la mitad, una para cada uno, me dijo que si eso pasaba, si yo viajaba a España y lo buscaba uniríamos las dos mitades del billete. Y ahí nos despedimos. Ahí acababa (de momento) la historia más bonita de amor que había oído, y yo era una de las protagonistas. Ya no supe más de él. Intenté rehacer mi vida, aunque siempre en mi corazón hubo un rinconcito que le pertenecía. Muchas veces besaba la mitad del billete que él me había dado, hasta que un día, en el 2007, me enteré que su hermano estaba de vacaciones en Cuba. Muchos sabrán que de allí no era tan fácil salir, por lo que ya yo había perdido todas las esperanzas de poder ir a buscarlo y volver a unir nuestras mitades de aquel billete de 10 dólares. Así que aprovechando que su hermano estaba allí, le escribí una carta despidiéndome para siempre, y devolviéndole mi medio billete para que viera que yo siempre lo tuve presente. Así cerraba aquel capítulo de mi vida y esta vez era para siempre. Tal vez así pudiese encontrar nuevamente a un gran amor.

Pero el pasado siempre vuelve, y allí estaba él. En el 2008 regresó y me buscó. Coincidencias de la vida, ambos seguíamos solteros. Ahora más maduros, con las ideas claras y con la fuerza suficiente para luchar por lo que queríamos, que era poder estar juntos, porque fue vernos y aquella llamita que permanecía encendida, se volvió a convertir en hoguera. Ahora si lucharíamos por nuestro amor, rompiendo barreras, contra viento y marea, no volveríamos a separarnos jamás. En 2009 nos dimos el sí quiero y aquí estoy desde entonces, en España, junto al gran amor de mi vida. Y aunque he dejado atrás parte de mi vida, a mi tierra, a mi familia, no me arrepiento de haber dado este paso. Porque él hace que cada día de mi vida merezca la pena. “Por amor, los sacrificios son pequeños y las distancias se acortan.