Tres años y parece que faltan más

No sé qué puede pasar...

Todo empieza en el 2011, el último año, lista para graduarme, estaba lista para terminar el colegio y por fin sentirme libre, escoger mi carrera, conocer un nuevo mundo, conocer otras personas y sentirme un poco independiente, así estaba yo, feliz… en 2010 estaba contenta, tenía mis amigos en el colegio, me sentía buena líder y los profesores me lo hacían saber, tenía buen promedio, mis compañeros confiaban en mí para representarlos ante las directivas, de verdad estaba feliz con ese momento de mi vida.

Y así empezó 2011, parecía marchar bien y entonces el 25 de enero de ese año empieza un capítulo nuevo en mi vida, era el primer día de clases y como es normal entraban personas nuevas al colegio, en sí eso no me interesaba pues tenía mi mundo cuadrado y organizado, mis amigos en ese momento me bastaban, no necesitaba de nadie más para estar tranquila y sentirme feliz.

Desde 2009 me gustaba muchísimo un niño, su nombre es Jorge, sentía una atracción absurda hacia él, era tan absurdo el sentimiento que si se sentaba detrás de mí yo temblaba, las manos me sudaban y de verdad perdía el horizonte, lo que él me decía me parecía perfecto pero es que no era para menos, era excelente líder, lograba que todos le hicieran caso, tomaba la voz cuando era necesario,  en pocas palabras tenía todo lo que a mí me gusta de un hombre, responsabilidad, caballerosidad y madurez, tanto así que en el colegio lo apodaban “papá” eso en serio me gustaba muchísimo y sí, así viví desde 2009 hasta lo que fueron los primeros meses de 2011. Cuando empezó a suceder lo más inesperado para mí.

Ese año entraron a once más o menos 4 ó 5 personas nuevas, todos me caían bien o pues… me daban muy igual, entonces un día cualquiera estábamos en una clase, práctica deportiva, y yo estaba hablando con Jorge, el niño que por tantos años me había gustado pero que gracias a ese mismo tiempo me había permitido aceptar la realidad, tratarlo normal pero viviendo aun con ese gusto hacia él. Todo fluía normal hasta que uno de los niños nuevos que estaba trotando nos interrumpió , y me pidió el favor  de guardarle el reloj y algunas manillas que debía quitarse para la clase, yo le hice el favor, en sí no vi ningún inconveniente, pero al terminar la clase él se acercó a mí y yo le entregue sus cosas, su nombre es Sebastián,  Sebastián me habló muy formal, demasiado diría yo, demasiado para ser en ese entonces un muchacho de apenas 18 años y yo 16.

Entre tanta conversación y presentación porque antes no habíamos cruzado palabra el aprovecho y me dijo algo como “oye, discúlpame lo que te voy a decir, pero, de verdad no me gustó cómo te estaba mirando ese muchacho (Jorge)” la verdad no entendí a qué se refería y le pregunté y eél muy decentemente me contó que no le gustaba la manera “morbosa” en que Jorge me estaba mirando… lo peor del momento es que le creí pues sí, así era Jorge, coqueto y mirón por no decir una palabra más descortés, le gustaba molestar a las niñas y mirarlas con ojos de deseo,  un defecto para mí, yo lo sabía entonces se me hacía normal ya que nunca fue atrevido conmigo, pero bueno dejando de hablar de Jorge y enfocándome en el real protagonista de mi capítulo… Sebastián, me sorprendió gratamente, en ese momento todo me llamó la atención, su forma de hablar, su caballerosidad, su distinción notable ante los otros compañeros del salón, definitivamente todo, todo me pareció “muy bien” algo así como “un tipo perfecto” pero nada, ahí no me gustaba, simplemente me llamó la atención su distinta forma de ser y sí, así nos hicimos amigos, empezamos a hablar por Facebook casi todos si es que no eran todos los días de ahí en adelante, pero no, no hablábamos de nosotros, hablábamos de ella, una amiga cercana en ese momento, una compañera del salón que debo aceptar es muy bonita y muy inteligente, a él le gustaba ella o pues le llamaba la atención mucho y yo como buena amiga le daba consejos, le decía que le gustaba y que no, qué llevarle y qué quitarle, que decirle y qué no decirle, todo con el fin de conquistarla, pero no, nada funcionaba, ella era muy indiferente con él no le interesaba como nada más que un amigo, entonces me rendí y no le dije más a Sebastián para que lograra que ella le prestara atención, simplemente deje así.

Todo estaba bien o pues eso parecía hasta un día que Sebastián se bajó de la ruta con un enorme ramo de flores y unos chocolates gigantes, entendí que eran para ella y ese día yo no sé, pero algo me pasó, algo sentí en el corazón, como que se me arrugó, no sentí la “alegría” que debía sentir, por el contrario me sentí incómoda pues vi en primera fila el momento en que él le dio todo eso y el resto del salón hizo bulla y aplaudió y sí, todo perfecto… para ellos, para mí no, me fui, yo no sé, di media vuelta y solo sentí cuando las lágrimas salieron de mis ojos, entonces entendí que algo en mí había cambiado, algo sentía por él, pero no importaba, yo era muy buena amiga y debía quedarme callada, nunca decir nada, así lo hice aunque cada día todo era más incómodo, incómodo ver la insistencia de él porque debo aceptar que la actitud reacia de ella me daba algo de tranquilidad, ella nunca cedía a sus actos ni sus palabras, ni nada de eso, entonces él también se rindió y ya… no la buscó más, quedaron como buenos amigos, pero no tan buenos como nosotros, nosotros seguíamos hablando cada noche por muchas horas, hablábamos de todo y de nada, el tiempo se pasaba volando, todo era demasiado rápido con él y eso, eso precisamente me hacía entender que algo fuerte me estaba pasando con Sebastián, teníamos mucho en común, pensamientos iguales, el gusto por la psicología, el pensamiento formal ante situaciones sociales, en fin, ya Jorge no me interesaba en absoluto, me daba igual si iba o venía, ahora solo me interesaba hablar con Sebastián es que de él todo me estaba gustando, cómo se expresaba, sabía un poquito de cada tema, se vestía normal, como un hombre, no seguía modas pero tampoco las juzgaba, respetaba a las mujeres, hablaba de su mamá como el tesoro más grande en la vida, de su papá hablaba como si fuera el único héroe en la faz de la tierra, protegía y respetaba a su hermana como a nadie, decía lo que pensaba con las palabras adecuadas… sí, era otro líder como Jorge, un líder mejor, definitivamente me gustaba muchísimo.

El 19 de febrero hubo una reunión de padres en el colegio y él debía reponer unas horas de servicio social y entre tantas tareas le pidieron tocar una campana que marcaba el tiempo de un juego que hacían los mismos papás, yo lo acompañé absolutamente todo el día, no me despegue de él, ese día mi mamá lo conoció y de entrada le pareció un muy buen muchacho, terminó la actividad y teníamos una reunión en casa de una amiga, él se fue conmigo, estuvimos solos más o menos dos horas mientras empezaba la reunión de nuestra amiga pues del colegio habíamos salido mucho antes.

En ese momento hablamos muchísimo, me contó de su vida y yo de la mía, de sus planes a futuro, de cómo se quería ver en unos años y todo eso me gustaba cada vez más, pero en ese momento ya teníamos feeling, ya había química, era una química mutua, nos cogíamos de la mano, nos hacíamos reír mutuamente, nos consentíamos el cabello, las manos, todo, de verdad me sentía muy bien junto a él.

Luego de ese tiempo llegamos a la reunión de nuestra amiga y todos nos vieron llegar, ahí estaba ella, la que siempre lo rechazó, de inmediato sentí que el cuento de hadas quedó ahí, como si me estrellara con la realidad, inmediatamente pensé que la atención de Sebastián se centraría totalmente en ella y me desanimé demasiado, pero para sorpresa de todos y para mi sorpresa no, él no se despegó de mí, incluso se comportó tan bien conmigo delante de todos que yo me impacté también, en la reunión jugamos la verdad o se atreve y a ella le tocó atreverse a bailarle a alguien y sí! le bailo a él, cogió su pashmina y se la puso en el cuello, le bailaba mientras yo veía y pues no.. eso no me daba mucho gusto pero igual no dije nada, después ella empezó a comportarse distinto con él, yo entendí, entendí que ella veía que Sebastián estaba perdiendo el gusto hacia ella y eso no se podía permitir, por lo tanto ella le empezó a coquetear, fue muy dulce con él, le cogía la mano, quería sentarse al lado de él y eso era bueno para los ojos de los demás pues él había intentado mucho con ella, pero no, no era bueno para mí, a mí se me estaba arrugando el corazón hasta el momento en que él la llamó a un cuarto aparte…

¡Dios! Ahí se me derrumbo todo, me imaginé hasta lo imposible, pero no, ella salió llorando y otra amiga le habló, le preguntó qué había sucedido y ella nos contó que Sebastián le había dicho que no, que no se comportara así con él, que él estaba interesado en otra persona, que él había sentido un gusto hacia ella, pero su mismo desinterés hizo que desistiera y pues ahí había aparecido otra persona.

Cuando me enteré de eso no sé por qué, pero entendí que esa otra persona era yo, creo que no solo yo, todos lo entendieron porque su comportamiento conmigo era más que perfecto…

Todo terminó normal ese día, salimos de la casa cogidos de la mano, me acompañó hasta mi casa y caminamos mucho para coger un bus (luego aceptó que me había hecho caminar y caminar para pasar más tiempo conmigo) llegamos a mi casa y con una mano me cogió la cara y con la otra mi mano, me dio un besito chiquito y se fue.

LITERALMENTE quedé boba, sentía que levitaba, todo era perfecto, todo era hermoso, todo eso sucedió un viernes. A la semana siguiente fui feliz con solo verlo, cada vez sentía que me gustaba más y quedamos de salir ese viernes siguiente, esa semana fue perfecta, él se preocupaba por mí, se quedaba conmigo, hablábamos muy bien, la gente sospechaba, pero en sí no había nada, esa semana fue un carrusel de emociones porque ella lo buscaba, no soportaba la idea de que dejara de insistirle, ahora ella le coqueteaba, ella lo buscaba y yo no podía hacer nada, solo mirar y quedarme callada, pero francamente yo esperaba que él dijera algo como.. “ ya, aléjate, no más” pero no, él era tan caballero que con su manera sutil de decir las cosas le pedía distancia y no, realmente eso no funcionaba.

En fin, ese viernes 25 de febrero de 2011, salimos los dos y ese día sí que empezó todo, ese día no sé en que momento, pero resultamos siendo novios y fui feliz, ese día empezó la historia, a los ocho días se lo presente a mi mamá, al mes conoció a toda mi familia, a los tres meses viajó conmigo y mi familia y todos lo amaban por quien era.

Al principio de la relación ella se involucraba, lo buscaba, lo llamaba, le mandaba mensajes, absolutamente todo, obviamente nuestra amistad ahí quedó, y él con el tiempo, cuando notó mi inconformismo, se lo hizo saber. El día que cumplimos mes él me dio muchas cosas hechas por él y entre tantos regalos delante de todos dijo algo como “esta historia por más de que traten no la van a dañar, porque solo me interesas tú, nadie más y sería bueno que lo entendieran”. Eso lo dijo mientras la miraba a ella, todo el salón se dio cuenta, ella lo empezó a odiar de verdad, supongo yo que se había sentido humillada.

Él hacía todo perfecto, me hacía sentir la mejor, la más bella, la más importante, era amigo de mi mamá y en sus conversaciones le decía que me amaba, el más mínimo complejo lo volvía una gran virtud me daba mi lugar, él en sí era perfecto, todo marchaba perfecto, no existía Jorge, no existía ella, no había nadie más que nosotros dos, teníamos los momentos más perfectos donde nos podíamos bañar juntos de la manera más inocente, pasaba como escenas de telenovela donde suena la música de fondo mientras los actores se besan demostrando un amor inmenso e inexplicable, se secan, se visten, le aplica crema en la cara, le desenreda el cabello y hace un peinado que fue mejor no haber hecho, así era nuestro mundo… perfecto, más que perfecto, nada ni nadie importaba, solo nosotros dos, fue el primero en mi vida, el primero en todo, realmente me marcó como mujer.

Y pasaron los meses algunos más buenos que otros, discutíamos como parejas normales, nos amábamos, nos reíamos, disfrutábamos, los detalles más lindos los tenía él, detalles como ir caminando en un centro comercial, cogerme de la mano y salir a correr de un momento a otro, parar frente a un vigilante mientras yo estaba confundida sin saber qué pasaba y él preguntarle “señor, usted no cree que esta es la mujer más linda que usted ha visto?”, yo solo podía sonreír de la pena y pedirle disculpas al señor mientras me lo llevaba cogido de la mano, todo iba bien hasta diciembre, hasta el día del grado, cuando estábamos bien relativamente, saliendo de discusiones pequeñas, pasamos nuestro grado juntos, fuimos a almorzar y recibió una llamada que para mí fue casual, en la noche teníamos el matrimonio de una prima y mientras íbamos hablando le llegó un mensaje a su celular, inmediatamente vi que se puso demasiado nervioso lo que me dio valor para pedirle que me mostrara el mensaje, un mensaje que decía algo como “me dejaste plantada hoy, te estuve esperando, TE AMO”.

Lloré como nunca, lloré como nadie, de verdad no entendía qué pasaba, él no podía ser, o sea… Se habían equivocado, pero no, en el momento no necesité de sus palabras, vi su reacción, se preocupó, se puso nervioso, lloró, me dijo que todo me lo podía explicar y ya… Ahí entendí que era real, que el mensaje sí era para él.

Tomé valentía y llamé al número del que llegó el mensaje, para mi sorpresa me contestó una niña, otra, no era ella, la de siempre, pero sí era otra que me aceptaba que llevaba un mes de noviazgo con él, que lo conocía hace rato, años ya, de por si fue ella quien lo llamó mientras almorzábamos, era una amiga de la hermana, me confundía, no sabía qué estaba pasando, quería respuestas, muchas respuestas, pero él no me daba ninguna, solo lloraba, ese día entendí que mentía, que no era tan real como parecía, no le podía decir que se fuera porque ya era de madrugada y nos habíamos comprometido a dejarlo en su casa, pero el corazón ya no estaba arrugado, ya sentía que se me iba a salir, me dolía todo, pero no era un dolor físico, era como un dolor del alma.

Muchas personas cercanas me decían que quizá era alguien tratando de dañarnos la relación, mi tío me decía que yo estaba joven, que no sufriera por eso, que si lo quería me quedara con él y ya, pero que eso no eran penas, que yo tenía 16 y estaba en el momento que hasta esas situaciones las tenía que disfrutar y pues tanto amor y aceptó que mucha pendejada hizo que le pasara eso por alto.

Volvimos a “estar normal”,  mentira, eso no pasaba, discutíamos muchísimo, no le creía nada, dudaba de absolutamente todo.

Terminó diciembre, él trabajo esa temporada y mi desconfianza crecía desmesuradamente, ya no nos veíamos, ya casi no hablábamos, eso me mataba, sentía que algo importante me faltaba y sí, el mismo día que cumplimos mes terminamos, el 25 de diciembre se acabó la historia, sentía que todo me faltaba, era un diciembre demasiado triste.

Entré a estudiar medicina y él ingeniería mecánica, cada uno en universidades distintas, cada uno con su vida, su gente y su mundo, de vez en cuando nos veíamos, hablábamos, me recogía, me cuidaba, luego discutíamos, peleábamos, nos faltábamos al respeto y nos dimos cuenta de que ya nada quedaba, no valía la pena suplantar los recuerdos lindos por momentos incómodos.

Hablábamos una o dos veces, máximo cuatro en cada mes, el 25 de enero fue fatal para mí, lloré como nunca lo había hecho, el 25 de febrero, fue triste, pero no tanto como enero, a veces sabía de él, a veces no, me eliminó de toda red social donde pudiéramos saber del otro, era terrible, lo extrañaba inmensamente.

Un día entré al Facebook de mi prima que lo tenía agregado y vi un corazón de una simpática niña, lo había dejado en su muro, fue fatal, sentí que en serio había terminado y sí, por respeto y dignidad conmigo misma me alejé, no le volví a hablar, ni lo volví a buscar, mi mamá lo extrañaba y le alcahueteaba cualquier capricho, como por ejemplo hacerme llegar a la esquina de su casa porque según eso ella me iba a recoger ahí, cuando realmente llegó él a hablarme y decir mil cosas sin fundamento, me prometí no decirle lo del corazón en su muro, pero no, no pude, simplemente no aguanté y le dije, él simplemente sonrió y me dijo “has escuchado eso de que un clavo saca otro clavo? Bueno… lo intenté y no me funcionó”.

Ese día me dedicó dos canciones, nada pasó, en nada quedamos, me fui y fue la última vez que lo vi, al pasar los meses hablábamos una o dos veces, eso sí no pasó un mes de 2012 en que no habláramos, así fuera una vez, me buscaba, me decía que me extrañaba, me quería ver… Pero de qué servía, él era novio de ella, la misma del corazón, llevaban varios meses, sabía todo de su relación, una amiga mía estudiaba en su misma universidad, los veía juntos, lo tenía en pin y cuando nosotras nos veíamos yo veía las fotos que él ponía o el estado romántico para ella, de verdad no entendía por qué me buscaba si seguía con ella.

Así acabó 2012, hablamos algunos meses, ya nos teníamos en Facebook, era más fácil la comunicación, me decía que yo le había marcado la vida, que no me olvidaba, pero y qué… seguía con ella a pesar de que según él estaban en una muy mala relación, hablamos 9 de 12 meses de 2013 aproximadamente, yo jamás estuve ni me permití conocer otra persona, indirectamente sabía que estaba esperando el momento en que él volviera, pasaron esos años y el sentimiento seguía, quizá no igual, pero seguía, yo estaba esperando que él llegara como cual cuento a decir “oh no, no te olvido, ven amada mía”, jaja pero eso no iba a pasar jamás.

Y sí, así empezó 2014, hasta que me cambié de carrera y entré a estudiar psicología, no le conté porque nosotros hablábamos muy de vez en cuando y no precisamente como amigos, hablábamos de los dos, de lo que habíamos vivido y siempre las conversaciones terminaban en alguna discusión , entonces no le conté, simplemente no me pareció importante, quizá si le hubiese contado habría sido más trágico pues para mi gran sorpresa él también se cambió de carrera, psicología también, pero… ¿en la misma universidad sería mucha coincidencia? Sí, en la misma universidad nos encontramos un día en un pasillo, solos los dos, donde nos saludamos “normal”, si es que normal se le puede llamar a que me moría de nervios cuando lo veía, no tenía tranquilidad cuando sabía que me lo puedo encontrar por ahí, verlo, escucharlo, verlo jugar, verlo sonreír, eso aún me perturba.

Él en segundo semestre, yo en primero, la misma carrera, la misma universidad, hace tres años no lo dejo de pensar y pues… al parecer me quedan otros cinco para seguir viéndolo.

Van cuatro meses de este 2014 donde la historia dio un giro de 360°, mis sentimientos calmaron, ya no lo veo con los mismos ojos,  me lo encuentro por ahí y en la universidad nos saludamos muy casual “Hola Sebas, cómo estas” pero sí, aún me remueve todo, doy la vuelta y me pregunto si estaré bien vestida, bien peinada o qué estará pensando, acepto que es un hombre que nunca voy a olvidar, marco mi vida y mis momentos.

Ahora nada se compara con 2011, ahora tenemos una relación netamente sexual, donde hablamos por Facebook, hablamos por Skype solo con un fin, al principio con la idea de volver a estar juntos y amarnos como una vez, pero no, eso no pasa, entendí que las buenas historias no se repiten dos veces, estamos juntos, pasamos momentos de placer y ya, él lo sabe, me lo ha dicho, sí, le marqué la vida pero ya, ahí quedó todo, no siente algo más que deseo por mí y yo sigo preguntándome por qué pasa eso, por qué con él siguen pasando ese tipo de cosas.

Hasta el momento ha sido el único hombre en mi vida, pero ya no tenemos una relación formal, según mi ética yo no debería tener relaciones sexuales con él y ese es el problema, de verdad no entiendo, no entiendo por qué con él aun suceden esas cosas, no sé hasta cuándo, no sé hasta qué momento, pero sí acepto que me da miedo no cerrar ese capítulo jamás, necesito abrir mi corazón de nuevo pero el problema es que lo sigo teniendo para él.

Van tres años y faltan cuatro más,  quiero saber qué va pasar.

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3 Comments

  1. says: Long

    Me encanta algunas historias, se asemeja a lo que he pasado, es gracioso leer y recordar algunas cosas… espero que la gente siga enviando mas de sus historias, por siempre digo que la escritura es el mejor medio de des-estresarse y liberar la mente.

  2. says: Raúl

    Esa es la única univ. accesible para ti donde dan psociología? Si es así busca despejar tu mente lejos de el, haz cosas nuevas; como hacer algún deporte, clases de baile, comprare una mascota conoce gente nueva, vete de viaje aunque sea 2 días. No desperdicies tu vida de esa manera si te sirve de algo mi correo es raulherrera1993@gmaill.com

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