¿Todo empieza y todo acaba?

De pequeña creía en los príncipes azules. Creía que iba a llegar en su caballo blanco y me llevaría muy lejos a ser felices por siempre, pero a la medida que creces te das cuenta de que tu príncipe azul tal vez no exista.

Mi historia empezó cuando entendí que los hombres muchas veces no son como parecen, teniendo un hermano mayor; me daba cuenta de como trataba a su novia, tan solo los observaba y creía que si ese era el “amor” que todos decían que era perfecto pues para mí no lo era, tan solo era necesidad de una persona. Mi manera de pensar se desenvolvía en que no me enamora de una persona que me hiciera sufrir, no me enamora de una persona como mi papá que abandonó a mi mamá, dejándola con dos hijos o no me enamora de mi hermano que trataba a la novia como si ella no tuviera ningún valor.

Me prometí a mí misma de no enamorarme de personas como estas, de no llorar por un hombre, de no depender de esa persona pero fallé, solo tengo 17 años y sigo esperando ese gran amor. Tal vez en mi inocencia todavía seguía esperando mi príncipe azul. Nunca entendí por qué siempre los hombres les decían a las mujeres que tal vez el problema no era ella si no él, esta frase tuvo su significado hace poco en mi vida.

Entendí que la del problema era yo, porque no aceptaba el pasado de la otra persona, me amarraba por cosas que yo no había hecho, sufría en silencio porque otra persona tuvo lo que yo quería de esa persona, yo de niña quería que ese hombre me amara sobre todas las cosas, que me consintiera, que fuera detallista, que diera todo por estar conmigo, sin importar nada, que él fuera todo lo que yo tenía y yo fuera todo lo que él tenía, pero descubrí algo, el amor que tú le des a una persona tal vez no sea correspondido ni te llegue un amor igual. Las relaciones de hoy en día me dan asco, daría lo que fuera por vivir en la época de mi bisabuela, donde los hombres sabían el verdadero valor que tenían las mujeres, eso hombres luchaban hasta conquistarla. Esa clase de amor vale la pena vivirlo.

El amor de hoy en día es algo sin valor, los hombres conquistan por Facebook, mandan indirectas por Twitter y cuando se sienten solos llaman a una de las cuatro que están “tratando de conquistar”. De estos amores fáciles solo se consiguen destrucción en los corazones de los jóvenes que piensan que amarse es besarse y tener relaciones sexuales sin control. Pienso que el amor es lo más hermoso que Dios pudo crear; me imagino el amor tan grande que Adán tendría por Eva, ese amor puro, ese amor que lo daban todo el uno por el otro, tenían un mundo para ellos solos, pero ellos dos entendieron que el mundo ellos eran. Tal vez el amor no era el problema; el problema fue que los dos se interesaron por otras cosas y no por cuidar el amor sincero y puro que tenía que Dios les entrego.

¿El pasado afecta?

“Es mejor haber amado y fracasado, que nunca haberlo hecho”; cada experiencia amorosa siempre va a traer un fracaso o algo positivo; el problema resulta cuando tu experiencia amorosa fue un fracaso, donde sufriste, donde no has podido perdonar o perdonaste y estás feliz con otra persona.

Mi consejo es corto pero necesario, “ESPERAR” porque cuando te dejas llevar por tus sentimientos, emociones, personalidades, cuerpos “perfectos”, vas a resultar destruido porque el amor no es superficial, el amor es un sentimiento, cuando pasen esa decepción amorosa sus corazones no será lo mismo; se destruyeron porque le entregaron su corazón a las personas equivocadas por no esperar a las personas correctas. Muchas personas están esperando por una amor verdadero y sincero, ese amor que mi bisabuela no me alcanzó a contar pero sé que ella esperó por el hombre de su vida y fue feliz.
Todos queremos un amor sincero y puro, no desperdicies tu primer amor con la persona equivocada.