El tiempo que duró lleno mi corazón de sincero amor

Ahora somos amigos.

Todo empezó cuando tenía 15 años, cómo olvidar aquella época tan mágica en la cual ciertos sentimiento aparecen para hacernos sonreír de oreja a oreja o para hacernos llorar hasta quedarnos dormidos. En aquel entonces mi prima y yo éramos muy cercanos, éramos mejores amigos (todavía lo somos).

Una noche mi prima me invitó a quedarme a dormir en su casa, yo ignorante de lo que pasaría en el futuro acepté sin siquiera pensarlo. Cuando llegué a su casa mi prima lo había planeado todo, ella lo tenía pensado. El motivo de su invitación no era pasar una noche de amor fraternal viendo películas, comiendo pochoclo, sino presentarme a una amiga suya.

Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, ella se llamaba Lucía, era simplemente hermosa, recuerdo que sus cabellos eran castaño oscuro, largo como una manta marrón que cubría su espalda. Sus ojos como dos almendras escondidas detrás de unos anteojos ovalados.

Quedé totalmente enamorado de ella desde ese día empezamos a hablar. Al principio no era más que tomar un helado juntos o disfrutar de una caminata en la plaza del barrio, pero conforme el tiempo y nuestra relación fu avanzando nos empezamos a dar cuenta de que lo que empezó como una simple amistad se estaba transformando en un hermoso cuento de amor, mi cuento de amor.

Confundido por todos los pensamientos que rondaban en mi cabeza decidí pedirle consejo a un amigo de confianza, él me dijo que si lo que yo sentía era sincero debería ir a decírselo a ella. Esas palabras me dieron el empujón que me hacía falta. Le dije que quería que nos encontráramos, esa misma tarde nos encontramos en la plaza del barrio. Nos sentamos en una mesa, de esas que el gobierno hacía en aquel tiempo, tomé sus manos y le dije todo lo que me estaba pasando, una vez terminé de decir todo lo que tenía que decir hubo un momento de silencio, en ese momento creí que moriría si ella no decía nada, ella se levantó, yo agaché la mirada con expresión de derrota, de pronto sentí unas manos que me abrazaban por atrás, ese abrazo se convirtió en beso y ese beso en una hermosa relación que duró poco, pero en el tiempo que duró lleno mi corazón de sincero amor. Lucía y yo hasta el día de hoy somos amigos.

Join the Conversation

2 Comments

Leave a comment
Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *