Me revolvió la vida entera

Ese chico me volvía loca, me hacía sentir cosas muy bonitas.

Cuando conocí a N. me volví loca por él. Era guapo, divertido, inteligente, me hacía reír… No vivíamos en la misma ciudad pero manteníamos contacto diario a través de mail, teléfono y mensajes (en aquella época no había whatsapp y casi mejor… jeje). Hablábamos todos los días, mucho rato, mails muy largos. Él decía haberse enamorado por completo de mí, y yo sabía que sentía algo increíble por él, algo que nunca había sentido antes. Me hacía sentir especial. Me escribía de una forma mágica, como nunca lo han hecho, y me hablaba de sentimientos puros, verdaderos. Él era muy joven y yo tenía novio.

Cuando nos veíamos en persona (fueron pocas veces) temblábamos de emoción. Nunca nos tocábamos, no podíamos, yo no podía, aunque reconozco que lo deseaba. Y nadie me creerá cuando diga que estaba enamorada de mi novio, que quería estar con él, que no quería dejarlo ni dudaba de mis sentimientos, pero ese chico me volvía loca, me hacía sentir cosas muy bonitas, que no es que no sintiera por mi novio, que tenía claro que quería estar con él para siempre, pero no eran los mismos sentimientos, ni más ni menos. Diferentes.

Al tiempo, él me pidió que eligiera. Que no podía seguir más así, y yo sabía que se nos iba de las manos, porque aunque no había pasado nada físico, los sentimientos, las miradas, las palabras, eran incluso peor que un beso. Tenía claro que quería estar con mi novio y se así se lo dije, llorando, rota por dentro pero sabiendo que quería a mi pareja.

Siguió pasando el tiempo, mi relación se rompió finalmente (lo “gracioso” es que fue él quien me dejó) y cuando se lo conté a él me confesó, entre lágrimas, que había conocido a otra persona. Lloramos juntos y nos volvimos a alejar. Estaba claro que por lo que fuera no podíamos estar juntos, y así fue, nunca lo estuvimos, y aunque él siempre ha estado ahí y siempre ha sido una de las personas más especiales en mi vida, nunca hemos tenido nada. Hemos pasado temporadas de ausencia, temporadas de mucha comunicación, pero nunca más nada.

Yo ahora estoy casada y tengo dos niños, y él también tiene su familia. Me siento una mujer plena y feliz con mi familia y sé que él también lo es. Lo bueno de todo esto es que sé que siempre seremos amigos. Que siempre estaremos ahí el uno para el otro, y que siempre seremos nuestra mayor espinita. Aunque ahora ya no duela el pinchazo.

Join the Conversation

1 Comment

Leave a comment
Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *