Me dicen mi amor, mi vida, mi cielo (parte 3)

Bailamos esa noche, cantamos, y fuimos juntos a la cama para seguir amándonos como lo hacíamos...

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Al día siguiente regresando de las compras de boda, le marque para ver cómo estaba y me dijo que bien que me extrañaba mucho y la verdad es que ver tantas cosas de boda me hizo pensar en mi vida con él, a pesar del corto tiempo, así que le dije sin muchos rodeos “¿tú te casarías conmigo?” y me dijo “si lo haría” y le dije bromeando deberíamos ir separando la iglesia, a lo que él respondió “yo ya no puedo casarme por la iglesia”. Sentí un golpe en mi corazón y le dije como estas casado, y de ahí él me dijo que era divorciado, cuando le dije que por qué no lo había mencionado me dijo que no era algo que se pregonara por los vientos y le dije bien entonces así serás las cosas si quiero estar contigo verdad y me dijo si no te ofrezco eso pero te ofrezco una vida llena de felicidad (aun dudo si eso era verdad). Ese día fui a una fiesta en la noche y trate de distraerme de él porque sentía que era algo que era importante para mí y ya no iba a compartir con él, así que me ahogue un poco en alcohol y me marco ya tarde preguntándome que hacía y le reclame de todo me dijo que todos cometíamos errores, que yo lo había hecho y él lo había aceptado y que si yo también podía hacerlo y lo hice lo acepte así por el hecho de que pensaba que yo había hecho algo peor que era engañar. Ese domingo siguiente termine mi relación para seguir con la que teníamos.

Pasó el tiempo y seguía enamorándome de él, de sus mensajes, de las llamadas que le hacía por la mañana al despertar, a media tarde y en la noche. Enamorada que me esperara en las salidas y que tenía que escapar para verlo a escondidas. En febrero fue el cumpleaños de un amigo y fue la ocasión perfecta para escaparme a su casa. Ese fue el día que pase la noche con él, hubo intimidad y fue todo tan hermoso, era como si fuera mi alma gemela, y como si hubieran juntado todos los clichés de una película pero de una forma no tan ridícula para montar un escenario bastante romántico y cálido. Ese día me sentí en mi casa sin estarlo y a la mañana siguiente él dijo algo que me enamoro aún más “es como si esta casa te estuviera esperando”. De ahí el me dio dos pesos diciéndome que no era mucho pero que era todo lo que tenía y quería dármelo todo a mí. Para el 14 de febrero día de los enamorados, me regalo un collar y una nota. Llego a mi casa todo nervioso ya que mi mama tenía reunión y según todos el solo era mi compañero del trabajo. Mi hermana lo miraba siempre de manera inquisitiva y mi mama muy amablemente lo recibía sin hacer mucha confianza. Yo le regale una carta y una pequeña paleta en forma de corazón. Ese día yo de cierta manera le entregue mi corazón, y eso decía la carta, y haciendo referencia a sus dos pesos le dije que no tenía mucho pero que eso era lo que podía darle. Fue lo más cursi que he hecho por alguien.

En marzo él me decía comentarios como que quería que nos escapáramos juntos o que me fuera con él pero yo solo decía que teníamos que hacer las cosas bien sin apresurarnos, sin dejar a nadie de lado, pensando siempre en mi familia. Hubo una ocasión en la que el intento hablar con mi mama después de una obra pero mi mama declino la oferta porque saldría de viaje. Fuera de ahí tuvimos algunas citas en las que mi familia sabía que salíamos y algunas otras a escondidas. En finales de marzo nos fuimos un fin de semana a pasear por un pueblo a las afueras de la ciudad, después a una presa a andar en bote para finalizar en la casa, que sentía como mía y que el juraba que era para mí, preparando de comer, cenando juntos con vino y nuestra deliciosa comida. Bailamos esa noche con su sistema de sonido, cantamos, y fuimos juntos a la cama para seguir amándonos como lo hacíamos. Ese día me leyó algunas bonitas de un libro bastante popular. Pero una de las frases que decía era “te quiero niñita, te quiero” y hablamos de los hijos, de su deseo de ser padre y yo le dije que siempre había soñado con una niña, pequeña y delgada como yo cuando era niña, de piel apiñonada y cabello rizadito a la que me gustaría llamar Paula, él me dijo que amaba el hecho de que quisiera una niña y que el nombre de Paula le encantaba. Ese día hablamos de como seriamos juntos como familia y como cuidaríamos a nuestra pequeña e imaginaria Paula. Todo después de marzo fue más serio e intenso sin darme cuenta ya estaba muy dentro de una relación potencialmente explosiva.

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