Ella, mi delirio y mi pasión

Es una historia entre dos mujeres, pero sigue siendo amor...

Esta historia es diferente a las que he leído, es una historia entre dos mujeres, pero sigue siendo amor. Yo siempre he sido de chicos, un prototipo claro de una hetera, pero todo dio la vuelta cuando la conocí.

Ocurrió por casualidad, en aquel entonces, con 15 años, usaba fuente, y ella era amiga de una amiga de mi amiga, y me llamó la atención por llamarse igual que yo, decidí mandarla una petición. Ella acepto, en nuestra primera conversación ella se mostró muy borde conmigo, al no conocerme, pero no me borró.

Nuestra amistad se formó a raíz de la Eurocopa, las dos nos encantaban el fútbol y nos juntamos. Verano de 2012, mejores amigas, ya que mis amigas me habían dejado tirada, pero ella se mantuvo a mi lado. Me visitaba de vez en cuando e íbamos por ahí, me lo pasaba bien con ella, me sentía bien. Invierno del 2012, nunca lo olvidaré. Discutíamos muchos, porque era muy posesiva, pero nos volvíamos a reconciliar y volvíamos a ser amigas, hasta que la amistad se vistió de amor.

Ocurrió de repente, nos empezamos a poner apelativos cariñosos, como si fuéramos una pareja, y cuando iba a su casa, nos abrazábamos en la cama y nos dábamos besos en las mejillas, siendo amigas, hasta que un día me armé de valor y la pedí un beso. Ella dudó en aceptar, pero aceptó, era su primer beso.

Quedamos un día en mi casa, y ocurrió. Nos tumbamos en la cama y empezamos a hablar, ella me dio la espalda para picarme y yo la rodeé con mi brazo, se dio la vuelta y nos miramos intensamente. La empecé a besar toda la cara, hasta llegar a sus labios. Los tenía suaves y delicados, como un ángel.

Apartar de ahí quedábamos cuando podíamos para amarnos a escondidas del mundo, recorriendo nuestros labios palmo a palmo, mirándonos el alma atravesó de nuestros ojos, queriendonos. Hasta que todo cambió. Su madre la pilló nuestras conversaciones y la obligó a no volver a verme, a borrar todo contacto conmigo, a olvidarme. Hasta que mi mejor amiga nos juntó (ella pensaba que sólo éramos amigas) y llegó caminando, la abracé como nunca he abrazado a nadie, con toda la fuerza y el cariño que me podía, sintiendo su cuerpo contra el mío. Mi amiga nos dejó solas, hablamos, y justo cuando nuestros labios estaban a punto de fundirse, me llama mi amiga diciendo que la madre iba de camino, sólo pudimos darnos un roce de labios, aquella vez fue la última vez que la vi.

Mantuvimos contacto hasta que ella lo cortó, de repente me odiaba, me despreciaba, la daba asco. Borró todo contacto conmigo, el poco que quedaba y no fui capaz de contactar con ella. Pasé meses deprimida, sin poder comer, sin poder dormir, sin dejar de llorar, sólo quería morirme. Nada me alegraba y todo me desagradaba, caí en una depresión muy fuerte, y tenía que pasarla sola, ya que esto es una cosa “prohibida” y de mal gusto.

Empecé a obsesionarme, sólo pensaba en ella y la pregunta que me atormentaba era: ¿Por qué? ¿Por qué rompió algo tan especial para ella? ¿Por qué? Por un periodo de tiempo rose la locura. Hasta que por fin logré superarlo, aunque a veces lo recuerdo y me vuelvo muy triste.

Lector que lees esto, espero que saques una moraleja de todo esto, abre tu mente, no te cierres. Por culpa de la mente cerrada de la madre de ella caí en una depresión importante.
Después de todo este tiempo, con mis 17 años, aún espero volver a verla y buscar respuestas.

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2 Comments

  1. says: Daniela

    A veces las relaciones de amistad se vuelven lazos tan fuertes que podemos pensar que se ha convertido en amor.
    Cuando ocurre esto ll mejor es alejarse

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