Cómo cuesta mantenerse…

Me hice a la idea de mi vida sin ella.

Hace seis cinco años conocí a una hermosa joven “M.I.” que poco a poco con su amistad, la calidez de su persona, su sinceridad y alegría poco a poco fueron conquistando mi atención.

Si me preguntan cómo comenzó todo no sabría decirlo. Tal vez fueron sus mensajes de texto, conversaciones, cafés, risas etc. Los pequeños detalles que a veces no se notan.

Repentinamente los intercambios de miradas entre ambos comenzaron a gritar internamente algo más allá de la amistad. Las noches se transformaron en conversaciones infinitas hasta la madrugada.

Comenzamos una relación de pareja que no era llamada noviazgo pues ella quería que nos diéramos un poco de tiempo para conocernos. Pero la atracción era inevitable. Entre más conversábamos más nos acercábamos.

Así pasamos dos meses hasta que ella me dijo que no podía mantener ese juego en medio del somos y no somos. Me dijo que lo dejáramos en eso, que necesitaba estar sola.

Tristemente pasamos casi dos años sin vernos ni hablar, pero yo no podía dejar de pensar en ella ni un solo día. Había salido con otras chicas pero me era imposible sacarla de mi mente. “M.I.” salió del país y de mi vida para terminar su proyecto de graduación. Así que perdí la opción de siquiera poder preguntar a algún tercero sobre ella.

Al regresar del extranjero volvimos a hacer contacto nuevamente. Regresaron los mensajes, las conversaciones interminables, las charlas íntimas.

¿Cómo es que dos meses se hacen tan grandes que no caben en dos años?

Pero nuevamente me dijo que no podíamos ser mas allá de la amistad. Que éramos muy diferentes. No pude aceptar esas palabras. Le pedí que si no podíamos querernos yo no podría mantener una amistad a medias. Prefería que no hablásemos ni buscarnos

Me hice a la idea de mi vida sin ella. Traté de ser optimista y mirar hacia delante.

Unos meses después recibí un mensaje al móvil de un número desconocido. “Necesitamos hablar, quiero que nos veamos” era “M.I.”  ¿Qué más tienes que decir? Pregunté. Me contestó – De ahora en adelante lo que verdaderamente siento es lo que voy a decir, Te extraño, siento que te quiero y te amo. Nunca antes me había dicho esas palabras de esa manera

Terminé derretido ante su voz. Así comencé los días más felices que puedo recordar. Pasarla juntos, abrazarla  y besarla suavemente al final de la noche era lo mejor que podía hacer. Compraba flores y se las llevaba seguidamente. Por fin me había llegado a mí el estar con una persona que me gustaba, mi compañera, mi complemento, a quien yo quería hacer feliz por el resto de mi vida. La única en mi vida con quien he querido hacer una familia. La primera y última con la que hice un esfuerzo de llevarme bien con su familia (algo difícil para mí).

Mi flor de un día no duró más de un mes, “M.I.” al decirme que estar conmigo conllevaba muchas cosas implícitas que no había considerado antes.

Quería morirme en ese instante. No soporté y después de una discusión sin lógica salí por la puerta para nunca volver. Salí en el carro y no regresé a la casa en toda la noche dando vueltas sin sentido.

Han pasado casi dos años de esa fecha. Sin saber nada, sin hablar, sin hacer el mínimo contacto. Creo que a pesar de amarla no vi que es una persona sumamente  inestable emocionalmente que me hizo lo mismo en tres ocasiones.

Mis sentimientos se funden en medio de las tristeza y el enojo que  me dejó de confiar en “M.I.”. Creo que aun a pesar del tiempo y lo que pasó entre ambos la extraño y la añoro.

Sé que tiene novio pero algunas personas que la suelen ver me dicen que no es la misma, que cuando habla de mí se nota que le afecta y que no ha olvidado.

Hace una semana caminando por el centro de la ciudad pasamos uno junto al otro. Nos vimos de frente pero yo no pude resistir sostener la mirada sin desmoronarme. La amalgama de sentimientos es tal que me sentí obligado a no dirigir palabra alguna y fingir que era una desconocida.

Me gustaría poder olvidar. Poder comprender ¿cómo a pesar de lo sucedido y del poco tiempo que estuvimos juntos me ha sido la mujer que se robó mi corazón?

Siento que tengo que ser radical porque si volvemos a hablar seguiremos en un círculo vicioso interminable. Pero cómo cuesta mantenerse.

“Que corto que es el Amor, y que largo es el olvido” Pablo Neruda

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