Cinco meses después

Resultamos de la misma edad, aficiones parecidas, era perfecto, pero vivía en otro país, genial otro país...

Ahí me encontraba sola como siempre, sin nadie que me abrazara, sin nadie que apoyara, todas mis amigas y conocidas tenían un novio, pero porque yo no? Era obvio mi fealdad, mi espantosa forma de vestir, mi inteligencia desfavorable, mi cabello de escoba.

Me harté, había visto películas en las que hablaban de sitios web de citas, solo que no creía que las hubieran para jóvenes, me metí a golpe y comencé a buscar desesperadamente amistad, si no era solo un novio lo que anhelaba sino también amigos(as), a cada página que entraba no encontraba gente coherente para hablar ni siquiera chicas, ya estaba saliendo hasta que me llamo la atención una entrada en la que alguien escribía, al leer me di cuenta de que estaba igual de desesperado que yo, hable con él, resultamos de la misma edad, aficiones parecidas, era perfecto, pero vivía en otro país, genial otro país. Aun así mantuvimos una buena amistad contándonos nuestra mala suerte para no tener una relación con alguien. Y un día me di cuenta que no paraba de pensar en alguien que ni siquiera conocía, solo era alguien que me escribía por su computadora. Pero aun así ansiaba sus correos, esperando sus respuestas. Me alegraba los días y no sé si yo los de él, hasta que un día me pregunto mi Facebook, yo le di mi nombre, planeaba que cuando habláramos por Facebook entre una de esas yo le confesaría los sentimientos que comenzaba a sentir, mi alma rebozaba de felicidad.

Después de dos semanas…nada, después de un mes…nada, y que iba a hacer? Me preocupe y me asuste, ya no me enviaba correos y nunca me llego una solicitud de amistad. Uno de esos días busque mi nombre y habían montones de chicas llamadas igual que yo, cambie mi nombre de Facebook. Y me puse triste pensando en que tal vez me busco pero no supo quién era yo, se cansó y dejo de buscar.

Cinco meses después…

Le pregunte armándome de mucho valor: alguna vez me búscate en Facebook?
Anhelaba que me fuera a decir que si y así yo le daría mi nuevo nombre, pero no.

Espere, espere, espere y espere hasta que no hace mucho me llego un correo, en el que decía:
Si…

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