Recuerdos tristes de un pasado alegre

Ese día de la cita fue muy especial desde el inicio hasta el final.

Mi historia de amor comienza en el año 1985, tenía 13 años de edad y cursaba secundaria. Una mañana, era comienzo de año escolar, en el receso fui a la cantina y fue allí donde vi a esta hermosa chica, bella, esbelta, con un magnifico peinado y un aroma que jamás olvidaré, sencillamente no puedo olvidarlo. Al darse la vuelta me quedé sin palabras, no respiraba, el tiempo se había detenido, no escuchaba ruido a mi alrededor, me quedé así unos minutos que para mí fue una eternidad. Allí fue cuando me dije, esta chica debe ser para mí.

Pasaron los días y la observaba, pero no me atrevía a acercarme por temor a un rechazo, pero veía que todos los chicos querían acercarse también, así que ese fue mi gran impulso para acercarme y presentarme ante esta belleza. Así fue, me acerqué, y me presenté, hubo un minuto de silencio, le ofrecí un chocolate, mi corazón palpitaba fuertemente, estaba nervioso. Ella lo aceptó muy amablemente, las semanas siguientes la pasábamos juntos en el receso, así que un día no me aguanté, la tomé de la mano, la miré fijamente y le expresé mis sentimientos finalizando con una declaratoria de amor, que fue rechazada inmediatamente, no sabía qué hacer, era la primera vez que esto me ocurría, a lo que tartamudeando le dije que estaba bien, que siguiéramos de amigos, aunque la verdad, no quería verla más por pena y rabia de no haber aceptado mi propuesta. Ese día fue un funeral para mí, no tenía hambre ni sueño, no quería hablar con nadie, no me podía quitar de mi cabeza la imagen y aroma de tan adorable chica, para mi sorpresa, a la mañana siguiente, justo al finalizar las clases, me dijo que sí…. nos fuimos a caminar agarrados de la mano, comíamos chocolate y nos dimos un hermoso beso, jamás lo olvidaré, el chocolate con su perfume y su calor, me tenía loco.

Al transcurrir los meses, no escatimamos para demostrar el afecto que nos teníamos el uno por el otro, éramos la pareja popular del colegio, yo tenía 13 y ella 11, por lo que a varias personas y profesoras no les pareció adecuado, a pesar que siempre respetábamos los espacios del colegio y públicos.

Se acercó el final del año escolar, fui a despedirme por el verano con mi chica, a lo que recibí un gran baño de agua fría, al padre de mi novia para aquel entonces lo habían citado a la dirección y le informaron de nuestro noviazgo, a lo que él se enfurecido y decidió retirar a su hija del colegio, sin darnos la oportunidad del último adiós…. Fue muy doloroso, no podía ir a su casa porque la situación allá era bastante tensa, ella no iba a la mía porque tenía miedo, en ese entonces no tenía teléfono en mi casa ni había celulares, por lo que la comunicación era casi nula, hasta que un día me llegó una carta, era de ella, donde me decía que se había tenido que ir a otro colegio y no nos veríamos más, me enfurecí demasiado y le envié otra carta un tanto ofensiva e inmadura, que ahora es que lo veo así, y no saben cuánto me arrepiento.

No vi más a esta chica, tuve varios noviazgos con otras chicas pero nada era igual, siempre había y habrá ese gran vacío. Pasaron tres años y yo estudiaba en otro colegio, un día iba caminando cerca del mismo, y sorpresa, la volví a ver, no lo podía creer, estaba diferente, ya no era la misma, pero mi ilusión y alegría de volverla a ver dejaron esos detalles a un lado, resulta que ella estudiaba en un colegio que estaba al lado del mío, su papá ya no vivía cerca de ella y tenía más libertad, tanta que no me agradó, volvimos a ser novios, pero las cosas nunca fueron ni parecidas a la primera vez, a lo que terminó en breve tiempo esta segunda oportunidad que nos daba la vida, ella aún estaba muy dolida conmigo y yo ya no tenía ningún tipo de perjuicios. No la volví a ver por muchos años, entré en la universidad pero su recuerdo me perseguía incansablemente.

Un día estaba caminando en el centro de la ciudad y cuando iba por una esquina choqué de frente con su hermana, fue impactante ese encuentro, pues esta hermanita estaba muy chica cuando  nos hicimos novios por primera vez, a lo que exclamo “Hola cuñadito, cómo estás”, le respondí de la misma manera, por supuesto le pregunté por su hermana, me informó de que en ese momento estaba en la ciudad, que estaban viviendo allí, mi alegría fue muy grande, pues ya tenía el contacto, la llamé al teléfono, e hicimos una cita.

Ese día de la cita fue muy especial desde el inicio hasta el final, me puse ropa nueva y no me di cuenta de que un botón de la camisa estaba flojo, así que al subir a buscarla en su casa, justo al abrirme la puerta, se me ha caído un botón, ya la hermosa niña era una hermosa mujer, que también estaba estudiando en la universidad, ella al ver tan penosa situación, muy amablemente me quitó la camisa y le pegó el botón.

Después de un café y una breve bienvenida, partimos a nuestra gran cita, fuimos en un taxi porque para ese entonces no tenía vehículo, sentía que era mi primera vez con ella, era la misma de la cual yo me enamoré, pero versión madura, ya no había rencor, era una combinación de sentimientos en míy creo que en ella también que no sé cómo explicarlo, nos dirigimos a una tasca restaurante, en ocasiones nos tratábamos como novios y en otra como buenos amigos, para serles sincero, hasta hoy día, ha sido mi mejor cita, esa noche fue muy especial, cenamos, conversamos, brindamos y bailamos hasta que nos provocó, la verdad yo no quería que terminara la noche, pero lamentablemente debía llevarla de vuelta tal como se lo prometí a su mamá.

Cada vez que estoy a solas se me viene a mi mente y corazón esa noche tan especial, jamás la olvidaré, irónicamente me volvió a pasar lo mismo por tercera vez, no la volví a ver, sino hasta una tarde que le di un aventón con un amigo, los tres íbamos a la universidad, aun no teníamos celular y ella se estaba mudando de ciudad por lo que tristemente nos volvimos a despedir sin dejar rastro…

Pasaron muchos años, ambos nos graduamos en carreras diferentes, un día me conecté por Facebook y logré contactarla, el trato ya había cambiado, me casé y ella también, hasta que un día sin avisar se desconectó del Facebook para nunca jamás……

Como verán, ya son cuatro veces las que he tenido encuentros con esta bella mujer,  no sé nada de su vida hoy en día, después de tantos años aún sigo sintiendo algo por ella la necesidad de verla y compartir momentos felices, no sé nada de ella ni sé si algún día habrá una quinta vez, yo estoy con una mujer pero no la amo. Mi amor está en otro lado lejos de aquí….

Cada vez que respiro ese aroma tan especial es inmediato su recuerdo, cada vez que saboreo un chocolate se me hace eterno y cada vez que me despido de alguien por el cual tengo afecto me siento cuatro veces triste.

Al pasar el tiempo conocí a otra chica, muy hermosa, se fue a vivir a Europa, pero esa es otra historia…

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9 Comments

  1. says: lol

    me parece un poco penoso que te hayas casado con alguien que no amas, no sabes que le puedes hacer dano??.Y ademas esperas volver a ver a esa chica, no creo que la vuelvas a ver la vida es asi.Aceptala.

  2. says: dazas

    Wow q historia tan hermosa y dolorosa a la vez, es difícil llenar un vacío cuando lo único q quieres es estar al lado de esa persona,tristemente toca seguir seguir la vida mirando la luna q la ve… imaginando q el aire q te roza quizás un dia la toco,personas van y vienen te dejan huella en tu corazon pero solo habrá una q será la que marque tu alma y tu vida para siempre…

  3. says: Melissa Ramírez

    Muy lindo ese amor, ese es el verdadero amor. Si ella ha de ser para ti, no pongas en duda que en algún momento de la vida las cosas se darán. Puede que ella al igual que tú, esté casada con alguien que no ama. Pero eso sólo lo sabe Dios. Sino amas a tu mujer, no deberías estar allí. Aveces la soledad es dura, pero es mejor cuando sabes que no amas y que no estás engañando a nadie. ¿Será que eso es lo que espera el destino para unirte con tu gran amor?. Cuando queremos algo debemos accionar para ello, es como decir: SERÉ UNA GRAN EMPRESARIA EN REPOSTERÍA, PERO SE NOSÉ ENDULZAR NI EL CAFÉ… Ánimo!, pídele discernimiento a Dios.

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